¿Quién era Juan de Vera, que pone nombre a una calle de La Laguna y del que nadie conocía su biografía? ¿A qué Bencomo se refiere la vía que lleva este apellido sin nombre del casco del municipio? Todas estas preguntas y muchas más sobre el callejero de la ciudad Patrimonio de la Humanidad se responden en la tercera edición revisada del libro Los ojos que no ven en las calles y plazas de La Laguna, del que es autor el investigador, colaborador de EL DÍA y destacado personaje de la vida social, política y cultural de La Laguna Domingo Medina.
Esta nueva versión de la obra, que ha sido editada por Ediciones Idea e incluida en la colección Mi territorio, será presentada mañana jueves en el salón de actos de la sede en La Laguna de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife a las 19:00 horas. El acto contará con la presencia del director de la Económica, José Gómez Soliño, y la intervención de Miguel Ángel Clavijo Redondo, director general de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
El libro de Domingo Medina aporta un riguroso contenido a las páginas vacías de la historia de las calles y plazas de La Laguna y afronta» los errores que era preciso subsanar para un mejor conocimiento por parte de las presentes y futuras generaciones, de los turistas que las visitan y de todo aquel que desee hacer un trabajo serio sobre La Laguna», asegura el autor de la investigación. Domingo Medina ha unido en su libro las historias propias y las ajenas, las fuentes escritas de los archivos, un valioso contenido que el autor ha ordenado, esclarecido y desmentido para bien de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad que ahora es mejor conocida que en el pasado.
La tercera edición revisada del libro se presenta mañana jueves en la sede de la Real Sociedad Económica
Con este libro, Medina ha logrado que las calles, plazas, piedras, tejas y maderas de las antiguas casas y los nobles edificios nos hablen y respiren vida de las personas que las habitaron, enriqueciendo así el patrimonio arquitectónico y cultural lagunero. «Es como un paseo para adentrarnos en las historias de esas calles y sus nombres, de las curiosidades y anécdotas que esconden», detalla el autor de este trabajo.
Ahí está el personaje menos conocido de La Laguna que da nombre a una de las calles más antiguas y principales del casco histórico, Juan de Vera. Medina escribe que según el filólogo, historiador y profesor Alejandro Cioranescu se ignora el porqué del nombre de esta vía. Rodríguez Moure afirma que Juan de Vera era un capitán que vivió en esta misma calle, que fue condenado y ejecutado injustamente, y que para rehabilitar su memoria se ha dado nombre a la misma.
Era un alférez y no un reo
«Por las investigaciones que he realizado, estamos en condiciones de señalar que el autor de la Guía Histórica de La Laguna se aproximó al personaje, pero probablemente se confundió llevado por la tradición oral, pues el nombre de la calle en realidad se debe al alférez Juan de Vera y Zarza, nacido y bautizado en Taganana el 1 de mayo de 1624, y no al Juan de Vera, reo condenado a muerte por un asesinato alevoso y ejecutado en la plaza de San Francisco (plaza del Cristo) el 16 de noviembre de 1801», explica Domingo Medina.
Otra de las incógnitas que desvela Los ojos que no ven en las calles y plazas de La Laguna es a qué Becomo se refiere el nombre de la vía que comienza en Nava y Grimón y termina en la plaza de Los Remedios (plaza de la Catedral). En realidad, según las averiguaciones de Domingo Medina, es en honor a los tres hermanos Bencomo y Rodríguez: Pedro (1749-1828), Santiago (1754-1818) y Cristóbal (1758-1835).
Por un lado está Cristóbal Bencomo y Rodríguez, que nació en la lagunera calle del Agua en 1758. Este teólogo al que el obispo otorgó el título de predicador fue nombrado, durante su estancia en Madrid, confesor del príncipe y más tarde del rey Fernando VII. Tuvo un papel decisivo en la creación de la primera Universidad en Canarias –la Literaria de San Fernando de San Cristóbal de La Laguna– e impulsor de la creación de la Diócesis en 1819 y de las obras de la Catedral.
Luego están Pedro José (1749-1828) y Santiago Bencomo y Rodríguez (1754-1818), que fueron destacados clérigos que contribuyeron al establecimiento de la Universidad de San Fernando e impulsaron las obras de la Catedral de La Laguna, incluso con sus propios medios económicos. n
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